Nosotros no somos los delincuentes III

Recuerdos desde Zuera. Sí, nos has mandado a todos al talego, es una pena. Os lo digo para que sepáis que a partir de ahora actualizaré bastante menos todavía.
¡Qué no! ¡Qué es broma! No estoy en prisión (todavía…), la verdad que al final no ha habido ni juicio… Pero os lo voy a contar todo de manera emocionante:

He llegado a Huesca las 11:00 a.m. y he quedado con Kast (ingeniero naval en Tortosa, para el que no lo sepa) para ir juntos al juzgado. Los nervios afloran y juntos repasamos nuestra “versión” de los hechos. Al llegar a la puerta nos encontramos con el “presunto” criminal que no mintió y vamos a hablar con él. En la acera de enfrente se encuentra el que “maquilló” la verdad buscando el juzgado. Le llamó y se lo señalo para indicarle el lugar y, sin un “hola” ni un “gracias”, se mete dentro. Cuando llega el tercer testigo ya estamos todos juntos y nos vamos a dentro.
Nos hacen despojarnos de todo lo metálico y nosotros vamos muy cargados: cartera, cinturón, pulseras, colgantes… Entramos y los abogados de los acusados nos dicen que tenemos que esperar.
Una hora más tarde seguimos esperando. Los nervios se hacen mella en el acusado que no es un traidor y nosotros le damos ánimos, el otro se mantiene al márgen de nuestra presencia. Los abogados de los acusados se reúnen con el fiscal para negociar.
Un cuarto de hora más tarde (13:15 p.m.) nos piden en Documento Nacional de Identidad a los testigos. ¡Acojonados! Empezamos a comentar como tratar al juez, el grado más bajo e un “usted” y yo alcanzo el máximo rango con el olvidado “Usía”. Al cabo de un rato entran los acusados a la sala del juicio. Se palpa la tensión.
Salen. nuestro amigo está muy nervioso y se le nota muy decaído. Han llegado a un acuerdo y no va a hacer falta celebrar el juicio.
La sala de espera se revoluciona: todos los programas de televisión se sienten indignados, habían traído muchos medios para los diferentes reportajes y piden que se les devuelva el dinero, la gente con sus pancartas grita cosas feas el juez y los testigos nos quedamos con la desilusión de no poder estar bajo juramento.
No me parece ético decir lo que les “hacen hacer” a los culpables pero solo voy a decir que les “toca” lo mismo a los dos.
Me parece que no había dicho que se nos acusaba de: DELITO CONTRA LA SEGURIDAD DEL TRÁFICO y, si no iba a testificar hoy, tenía que pagar una multa de 200 a 5000 euros.

Aquí os dejo el meollo en el que nos metimos:
Art. 382
Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o multa de tres a
ocho meses el que origine un grave riesgo para la circulación de alguna de las
siguientes formas:
1.º Alterando la seguridad del tráfico mediante la colocación en la vía de
obstáculos imprevisibles, derramamiento de sustancias deslizantes o inflamables,
mutación o daño de la señalización, o por cualquier otro medio.
2.º No restableciendo la seguridad de la vía, cuando haya obligación de hacerlo.

Creo que puedo decir que esto ha acabado pero para darle emoción voy a concluir está trilogía con un…
¿Continuará…?

PD: Este es el mes que más he actualizado y quiero daros gracias a todos los que leéis mis batallitas y paranoyas.
Recuerdo especial para los filólogos que me animástéis a tener mi propio espacio donde contar las batallitas (seguro que para que no me hiciera tan pesado con mis historias) y me habéis enseñado a usar estas cosas para las que realmente soy un negado.
Gracias a Aixa por meterse siempre para ver si actualizo y dejar siempre su nota de constancia.
A mi chica de la capital que siempre la tengo ahí al pie del cañón a pesar de la distancia y las dificultades para el contacto. ¡Yo tmabién tengo ganas de verte, Belén!
A Ojizarka porque tiene un blog cojonudo y muy divertido.
Y a la peña que me firma por correo electrónico porque no quiere firmarme en el blog jeje.
¡Gracias a todos, cachorros!

(Si queréis entrada completa sobre el vídeo o preferís no saber nada más, por favor, dejar constancia)