Menos mal que nunca estamos solos en los malos momentos. Normalmente me gusta que la gente se sienta querida por mí, pero ahora agradezco muchísimo ser yo el que se siente querido y ayudado. Un millón de Gracias.
Cargar con el anillo no podré, ¡pero sí cargar con usted!
¿Has sabido alguna vez que yo también te miraba?
lunes, 21 de junio de 2010
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