¿Has sabido alguna vez que yo también te miraba?

miércoles, 14 de enero de 2009

Siempre un poco más allá

¡Hola, cachorros!
El otro día hicimos con los amigos de Zaragoza el famoso "Amigo Invisible". Salieron regalos muy curiosos, en especial uno... que fue un poco más allá. Este es el texto que explicaba mi regalo, que mi amiga tuve que leer en voz alta delante de todo el mundo:

¡Qué alegría me llevé cuando abrí el papelito de esta excusa para pasar un rato todos juntos a la que hemos llamado Amigo Invisible y apareció tu nombre: MORENA! ¡A no! Mmm… ¡SARAY! Me pudo el entusiasmo y no me di cuenta de que al haber aparecido tu nombre en el papelito, tenía que comprarte un regalito (atenta al pareado). ¡Casi me da un chungo! Llegué a pensar incluso durante un par de minutos, hasta que me olvidé porque algún otro asunto que merodeaba por mi cabeza, no de mayor importancia, pero suficiente para distraerme. Ya se sabe, por culpa de la mosca murió la vaca (sí, es un dicho).
Dos días después me había olvidado del amigo invisible, pero leí algo que me hizo recordarlo: tu nick. Recuerdo bien que ponía: “¡Quiero un Príncipe Rosa!” y yo recordé entonces a mi amiga invisible y pensé: “Pues lo tendrás”.
Primero pensé en escribirte un cuento con un príncipe vestido de rosa como protagonista, que se metían con él por sus ropas femeninas, pero me pareció poco divertido.
Después dejé de pensar, pues me fui a estudiar (pasar la tarde en casa de un amigo jugando a la Play).
Pasaron un par de días cuando apareció por mi mente la imagen que ahora mismo contemplan los presentes (esperemos que sea pasajera…). Yo sería tu Príncipe Rosa.
El hecho de haber tomado semejante decisión complicó mucho el asunto del regalo, pues tenía que hacerme un disfraz para el cual, sin duda alguna, necesitaba ayuda. Menos mal que mi madre sabe coser de puta madre, vamos. Pero que conste en acta, por favor, que si el disfraz es así de cutre es porque yo participé en el desarrollo del mismo, perjudicando todas las mejoras que parecían aparecer sobre la tela. Finalmente, cuando no quedaba esperanza por un buen disfraz, me mandaron al paro.
Ya con la cabeza fuera de la tela, pensé que tenía que ir más allá y escribir algunos versos tan poéticos como tu presencia requiere. Pero para escribirte mal verso, te escribo mala prosa, que, aunque el adjetivo sea el mismo, parecerá más bonito.

Creído el regalo terminado, por culpa de algún que otro cubata de más, pensé que no existía buen príncipe sin buena princesa, así que decidí en el instante buscar una de las nombradas y, después de alguna calabaza que otra (según me han contado, yo no me acuerdo), decidí que no existiría mejor princesa a la que coronar que a mi buena amiga Saray, la cual nunca me rechazaría porque yo le entrara diciendo: “Hola señorita, vengo de un lejano reino para coronarte con mi corona. Es de cartón, sin duda, pero simboliza el amor que yo proceso por mi verdadera Princesa, que está en Zaragoza”. Supongo que bien imaginado será entre los oyentes que esta historia no se corresponde con la realidad, pero le da un toque divertido al asunto, pues ya estaba decayendo un poco. Pero, ¿por dónde iba? ¡A sí!, que tú eres mi Princesa, y, por ello, te corono como tal con todo el cariño que te tengo, que bien sabes que es mucho.
Yo ya descansaba en paz, conforme con mi regalo y creyendo que te haría feliz, pero entonces se me ocurrió pensar que este acontecimiento monárquico debía quedar inmortalizado con un cuadro y, a falta de buenos pintores por aquí, nos inmortalizaríamos con una foto. Así que en un intento de huir vagamente del ridículo, decidí comprar un marco feo, para que resaltara la belleza de sus adentros.
(Respira un poco que ya te debes estar cansando de tanto leer)
Y siento que esto termine así, mi Princesa, pero no hay más sorpresa por hoy. Pero ya sabes que los senderos del destino nos engañan con sus ilusiones y, mañana, este acto de ridículo puede que sea olvidado. Pero, lo que sin duda has de recordar, es que un día un capullo de tu clase te demostró que haría cualquier cosa por ti, incluso disfrazarse de un falso Príncipe que a sus vez va disfrazado de chicle de fresa, solo por verte sonreír.


¡Esa morena!

3 comentarios:

Javier dijo...

Que grande que eres!

Muy bueno!!!

Claudia P. dijo...

te lo has currao!! la chica debe estar encantada cntg!

PD: t kiero ver vestido de rosa! jeje

Anónimo dijo...

he de decir que una vez mas me has sorprendido, me has hecho llorar y reir a la vez jaja. algún día te mataré y lo sabes!!!!
te lo digo una vez más, que me encanto el regalo, es lo más original que me habían regalado, y no creo que nadie te supere!
eres un encanto moreno. muaksss