Cuando vuelcas el alma en un papel no piensas lo que escribes. Te sientas, respiras y dejas que tus dedos hagan el resto. Deja descansar a la cabeza, que funciona incluso soñando, y deja fluir las cuatro primeras palabras en el papel, vuélvelas a leer y cierra los ojos. Siente como el corazón comienza a latir cada vez más fuerte y deja que esos latidos sean los que muevan tus dedos. No censures tus palabras ni sientas miedo por lo que puedan decir de ellas, nadie sabrá valorar tu trabajo tanto como lo harás tú.
Arriésgate a escribir todo aquello que sientas dentro y, cuando el corazón sientas aliviado, abre los ojos. Vuelve a leer lo que has escrito y disfruta porque has hecho lo que querías y, además, los has hecho muy bien.
Escribe, amigo.
Luis-Mi
¿Has sabido alguna vez que yo también te miraba?
domingo, 24 de febrero de 2008
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6 comentarios:
uola pekeñin!me pasaba para darte las gracias por tu comentario y para decirte que voy a informar del hurto que estas realizando...jejeje, que no!gracias por los animos y por todo que aunque fisicamente no estes cerca, se que estas conmigo, aunque sea un pekeño rato al dia,no?jejeje, weno me despido un bezo!escribe!escribe!escribe! y sigue y sigue y sigue...:P
Me aburro!
Puedo prometer y prometo...
...
...
muchas cosas ...
hola!! muy buena la entrada nueva, creo que hasta me has inspirado, aunque eso un lunes sea dificil. nos vemos mañana en clase.
besos
saray
Y ese cosquilleo en la punta de los dedos cuando las musas rondan tus pensamientos...
Bss!
Lo que he hecho hoy en clase... eso es aprovechar el tiempo y lo demás tonterías:
www.rcadj.blogspot.com
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